Simón es un personaje entrañable de este cuento. Un niño muy sensible que llora muy seguido, al cual han etiquetado como “un llorón”.
Los adultos tendemos a etiquetar y minimizar los sentimientos tanto nuestros, como de los que nos rodean. Nos genera angustia ver u oír a alguien llorando. Nos cuesta mucho trabajo escuchar, entender y permitir la expresión de emociones. ¿Quisiéramos vivir en un mundo sin emociones? ¿Un mundo gris donde han escondido todas las lágrimas bajo la cama?
Este cuento nos muestra lo peligroso que puede ser reprimirnos, no poder expresar lo que uno siente. No hay emociones buenas o malas, solo hay mejores o peores formas de expresarlas y en eso nos tendríamos que centrar como padres.
Aceptar y escuchar nuestro corazón y el corazón de los que nos rodean. Aprender a expresarnos para conocernos mejor, para interactuar mejor con los demás, para relacionarte mejor contigo mismo, para sacar lo mejor de ti, la mayor fuente de felicidad para un ser humano.
Otra cosa que me encanta de este cuento es que no es sujeto a estereotipos, presenta a un niño llorando, no importando el sexo.
Ayudemos a nuestros pequeños a liberar estos sentimientos, validando sus necesidades y así conocerse mejor.
Propuesto para niños entre 3 y 6 años y para los papás de todas las edades.
Espero que lo disfruten,
Ana, La Isla de los Cuentos.